TRAS LA LUNA

TRABAJANDO JUNTAS POR UN MUNDO MEJOR

4 sept 2008

Tras la Luna Nº 7 año II jul. 2008


LA MUJER CAJAMARQUINA



Cajamarca es una de las más bellas zonas geográficas de la República del Perú. Escritores y poetas han destacado la bondad de su clima y la limpidez de su cielo, la exuberancia de sus campos y la cautivante hermosura de sus paisajes; por esto no es aventurado afirmar que la mujer cajamarquina es un genuino producto del medio, pero entendido éste no solamente como expresión geográfica o telúrica, sino como un complejo de condiciones que moldean el espíritu y lo hacen apto para nobles tareas de la inteligencia, o, mejor todavía, para las grandes creaciones de la cultura.

En el proceso formativo de Cajamarca, que se desarrolla desde el incanato hasta nuestros días la mujer cajamarquina ocupa un lugar de excepción; ya sea como madre, como esposa o como hija; en el hogar, en la en el taller o en la escuela y en todas las circunstancias la mujer cajamarquina ha puesto notas de grandiosidad y heroísmo, de abnegación y nobleza, contribuyendo así a realzar nuestra personalidad.

Mariano Ibérico Rodríguez, el filosofo y es teta cajamarquino, que ocupo con brillo el cargo de Rector de la muy ilustre y cuatricentenaria Universidad Mayor de San Marcos de Lima, ha hecho elogio de la mujer cajamarquina, con frases tan felices que no podemos dejar de reproducir Ha dicho.
“En la gracia de la mujer cajamarquina se idealizan
el aroma de nuestras flores, la pura trasparencia de
nuestros arroyos, la azul diafanidad de nuestro espacio.
Ella es, por excelencia, la mensajera de lo alto,
la poesía de nuestro mundo, ya sea que escriba
nobles poemas llenos de savia y del esplendor
cajamarquinos, ya sea que nos regale, hora por hora,
con la canción sin palabras de su dulce presencia,
con la poesía indecible de su dulce y luminosa bondad.”

Así es la mujer cajamarquina, o mejor dicho, esa es una de las facetas de la mujer cajamarquina porque es indudable que otras de sus características esenciales son su capacidad de acción y organización, su voluntad para el trabajo y su gran aptitud de adaptación a las situaciones más complejas de la vida.

En un trabajo destinado a enaltecer las glorias de Cajamarca, no podemos olvidar a esas mujeres extraordinarias que tanta influencia tuvieron en su historia, sea como protagonistas de hechos inmortales, o ya como troncos en que se alimentó el panorama histórico de la región rebasándolo para adquirir fama nacional por su alto espíritu, su devoción ciudadana, su influencia bienhechora en los momentos trascendentales y su decidida intervención en los grandes acontecimientos de la Historia.

La mujer cajamarquina ha estado siempre a tono con este cuadro, y a la mejor comprobación de este aserto es la relación que ofrecemos a nuestros lectores de las mujeres egregias que ha tenido Cajamarca. Esta será nuestra primera entrega de mujers cajamarquinas.

MARÍA MICAELA EGÚSQUIZA DE GÁLVEZ

Con justicia encabezamos la nómina de las mujeres cajamarquinas con el nombre de esta ilustre dama, doña María Micaela Egúsquiza de Gálvez Paz, prócer de la independencia.

Avecindados en su hacienda minera “El Purgatorio”, en la provincia de Hualgayoc, fue una matrimonio modelo, por sus virtudes, del que nacieron varios hijos todos los cuales tuvieron brillante figuración no solo en la historia de Cajamarca sino del Perú.

En diciembre de 1823 cruzaba el Libertador Simón Bolívar por Cajamarca, de paso en la gloriosa ruta de la independencia del Perú doña María Micaela Egúsquiza de Gálvez se presentó ante el Libertador y, con gesto digno de una matrona romana, ofrece a Bolívar cuanto le era dable ofrecer al hombre que había venido a poner su espada al servicio de un pueblo que quería se libre fue así como la señora Gálvez entrega a Bolívar una fuerte suma de dinero, pertrechos implementos para la caballada, y, finalmente hombres sacados de su propia hacienda para que fueran a combatir por la libertad a lado del gran soldado venezolano. Bolívar conmovido por tal actitud recibió con beneplácito tan generosa ofrenda de la mujer que esos momentos representaba el espíritu de Cajamarca.

Al llegar a Lima no olvidó el gesto patriótico de la dama cajamarquina, pues, cuando creo la
condecoración denominada “La Banda del Libertador”, lo primero que hiso fue llamar y otorgarle tal distinción en ceremonia solemne y pública (la gran cajamarquina fue, de esa manera, la primera mujer que en América recibía un homenaje de tan alta significación, no solo por los privilegios que tal galardón le confería sino por acierto de nobleza espiritual que la condecoración significaba)

Los hijos de la señora de Gálvez fueron los siguientes: José Gálvez Egúsquiza el Héroe del 2 de Mayo de 1866; don Pedro Gálvez Egúsquiza eminente Ministro del Gobierno de Ramón Castilla y notable Diplomático que represento al Perú ante los Zares de Rusia, y don Manuel María Gálvez Egúsquiza ilustre Magistrado de la nación.

JOSEFA CASTAÑEDA DE BONIFAZ

Contemporánea de la señora María Micaela Egúsquiza de Gálvez, doña Josefa Castañeda de Bonifaz tuvo también destacada actuación en la época en que Bolívar se encontraba en Cajamarca.

La señora Castañeda Bonifaz era de ascendencia netamente española su padre y madre fueron peninsulares del Reino de Asturias, lo mismo que su esposo lo que no obstó para que el espíritu de la dama cajamarquina bullera con ardor el ideal Republicano, y así fue como, al enterarse de la presencia de Bolívar en Cajamarca la señora de Bonifaz se apersonó ante el Libertador y le hiso la ofrenda de sus propios hijos, Narciso y Domingo, con estas emocionadas palabras a recogido literalmente:

“General: necesita usted hombres y recursos para organizar
la fuerzas de la patria; soy viuda sin fortuna, pero le ofrezco
estos dos hijos míos que por su edad ya pueden tomar un
fusil para la defensa de la libertad”.

Bolívar, emocionado, acepto el ofrecimiento de la ilustre cajamarquina y enrolo de inmediato a los dos jóvenes y aún adolecentes- 18 y 20 años de edad que el mismo Libertador comandaba distinguiéndose bien pronto, ambos, por su bravura pues en las jornadas en que les tocó cupo actuar.

MERCEDES ORTIZ DE ZEVALLOS DE EGÚSQUIZA

Verdaderamente admirable, como esposa y como patriota fue esta distinguida dama de la alcurnia cajamarquina. Esposa del General Egúsquiza y Gálvez que tuvo destacada actitud durante las luchas por la emancipación del Perú, Mercedes Ortiz de Zevallos de Egúsquiza, supo, a lado de su esposo, dar ejemplo de valor y heroísmo y supo, al mismo, inflamar el corazón de los patriotas marchando junto con ellos a los campos de batalla, en donde veía caer a su lado a los defensores de la libertad, y con gran serenidad cuidaba a los enfermos y heridos, consolándoles con frases de ternura pero también con ese coraje que demanda la patria en esos momentos.

Se dice que alguna vez los Jefes del Ejercito le hicieron ver lo imprudente de su actitud; la heroína con voz altiva les contestó: “La mujer debe seguir a su marido a todas partes y la esposa de un patriota no tiene otro hogar que el campo de la lucha”. Encendida y viril que es enseñanza perenne.

Dama de exquisita cultura, Mercedes Ortiz de Zevallos de Egúsquiza deslumbraba por su saber. Amiga de las artes llegó a interpretar magistralmente el alma popular a través de la música y el canto inspirado en las ideas de libertad.

MICAELA VILLA DE IGLESIAS

Doña Micaela Villa fue esposa del General cajamarquino don Miguel Iglesias y como tal le fue dable participar de las glorias y de los infortunios de su ilustre esposo.

Dama de distinguido abolengo y de una brillante contextura espiritual, doña Micaela Villa fue en todo momento una digna esposa del Vizarro General que se inmortalizara en el “Morro del Solar”, en la homérica defensa de Lima de 1881 para erigirse luego en paladín de la paz, con su histórica defensa en el manifiesto de “Montón”, cuando consideró que la suerte delas armas eran definitivamente adversas al Perú.

Doña Micaela Villa estuvo en todas partes junto a su esposo compartiendo sus triunfos y sufrimientos, como correspondía a la compañera del hombre a quién el destino había señalado para hacer el artífice de una de las más heroicas páginas de la historia de la patria.

DOLORES MATUTE DE SOUSA

Doña Dolores Matute de Sousa fue una dama cajamarquina de grandes merecimientos personales. A su noble y depurado linaje unía sobresaliente dotes intelectuales y morales que hacían de ella una brillante figura de la sociedad y un elemento de gran valía en el cuadro histórico de nuestro departamento.

Tuvo cuatro hijos: Don Aurelio, don Ernesto, don Víctor y doña Ángela, el primero senador por Cajamarca y Presidente del Senado; el segundo Ministro de Fomento en el gobierno de Augusto B. Leguía; el tercero padre de los señores Lorenzo, Aurelio, Luis y Víctor Sousa Iglesias todos ellos de destaca actuación en las distintas actividades del país.





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